Relexión sobre la evaluación:
Entendemos
la evaluación educativa como el motor del aprendizaje en la enseñanza de
cualquier área, ya que dicha evaluación es la que nos va a permitir conocer
tanto a nuestros alumnos como a nosotros mismos como maestros, además de poder
valorar correctamente la eficacia del proceso de enseñanza/aprendizaje llevado
a cabo en el aula.
Posiblemente,
todo maestro tiende a evaluar de la misma forma que le evaluaron en su
infancia, pero poco a poco se va
inculcando una nueva visión de evaluación para ponerla en práctica actualmente en
las aulas.
Una
evaluación a día de hoy no puede enfocarse únicamente en meros contenidos
conceptuales, sino todo lo contrario. Las clases son puro reflejo de la
diversidad de nuestra sociedad, siempre acompañada de una gran gama de
diferencias individuales a las que la escuela ha de estar dispuesta a atender.
Es
cierto que deben ser evaluados todos los contenidos memorizados por los
alumnos, pero una correcta evaluación debe ir más allá. Se debe evaluar tanto
el carácter como el esfuerzo de los alumnos, así como su implicación en el
proceso de enseñanza/aprendizaje. Para ello, contamos con grandes instrumentos
que nos permiten registrar todas las observaciones llevadas a cabo en dicho
proceso como son por ejemplo las rúbricas de evaluación o las dianas. Ambos
procesos van a permitir establecer un feedback informativo maestro-alumno,
facilitando así la autoevaluación y el desarrollo del trabajo a lo largo del
proceso.
Con
todo, como futuros docentes de la Educación Primaria, debemos ser conscientes
de que los valores, la eficacia y las habilidades desempeñadas en las tareas
son aspectos igual o más importantes de evaluar que los aspectos conceptuales.
De este modo, conseguiremos alcanzar todos los objetivos planteados
inicialmente de un modo más eficaz y procesual que nos permitirá una enseñanza
mucho más diversa y adecuada a las exigencias planteadas por la sociedad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario